por  Irina Blanzari *

E-SPORTS: ¿FIN DE UNA ERA?

Lejos de la solemnidad, los Esports o “deportes electrónicos” han encontrado otro tipo de impacto social y cultural.

Imaginar un mundo sin estadios llenos, sin Messi, Halaand, Kevin de Bruyne, sólo con esports… la verdad que asusta un poco esa imagen. Durante décadas, el modo de vincularse con el fútbol fue uno solo: Ir a la cancha, mirarlo por la tv o escucharlo por radio. Actualmente un fanático del futbol puede no ir nunca a la cancha, mirar ocasionalmente un partido (aunque parezca muy raro) , pero expresar digitalmente esa pasión en los videojuegos con la última versión del FIFA, sin perderse el streaming de su persona favorita de las redes sociales e interactuar en vivo, siendo testigo de sus reacciones al partido, etc.

Un espacio donde millones de jóvenes  comparten un lenguaje específico que los acerca, entrando y saliendo de esas actividades, con un consumo personalizado y bajo demanda, sin la intervención de los medios.

Es aquí, donde la industria cultural puso el ojo y vió la oportunidad de ampliar el mercado y de acercar más a los jóvenes, captando su atención y ofreciendo nuevas formas de satisfacer sus intereses y motivaciones. Sin duda, marca un antes y un después, porque cambió el rol y las jerarquías de los involucrados y por supuesto, el consumo de sus productos. Ahora: “Yo juego, yo comento el partido, yo interactúo con mi audiencia, creo contenido y también monetizo”.

La novedad se completa con otros movimientos, (podría decir, sísmicos) donde se crean comunidades con personas afines en intereses, gustos y aficiones. “Es una actividad mental muy entretenida, una herramienta para compartir con las personas que no están cerca a tí y tener una buena amistad con ellos, según Farid, jugador hardcore en videojuegos y quien me compartió su experiencia.

Tienen una categoría propia definida como “gamers”, con millones de seguidores, que los identifica y les da un sentido de pertenencia. Lo bueno también es que se da sin distinción de género, con una gran participación e involucración femenina: “En nuestro grupo de amigos, sí hay mujeres, es más, hay más mujeres que hombres. Nos divertimos, tenemos los mismos gustos y nos respetamos mutuamenteargumentaba Farid.

Por supuesto, que el espectáculo no puede fallar, se organizan festivales masivos de videojuegos, se disfruta de la música y la posibilidad de competir a nivel profesional con ligas organizadas. Obteniendo títulos, premios y recompensas que elevan la autoestima de cualquier persona que quizás estaba muy lejos de ser un futbolista de elite.

Que si es el fin de una era, no estoy muy segura. A los esports, aún les queda un largo camino, lo que sí sé, es que son dos épocas diferentes de nuestra existencia sobre los nuevos fanáticos, consumidores y tecnología. Dos mundos superpuestos que pueden ser visitados o cada uno quedarse en el suyo y ser todos igualmente de felices.

* Estudiante de PD – Materia: Culturas, Deportes e IC