por Tomás Gavilán *
NO FUE UN SIMPLE CAPRICHO
Nazarena “Capricho” Romero habló sobre su infancia, los duros momentos que atravesó durante su adolescencia, la vida siendo madre joven y su camino en el mundo del boxeo
Nazarena desde muy temprana edad convivió con la pobreza. Nacida y crecida en Recreo, provincia de Catamarca, fue la más chica de cinco hermanos que, a pesar de las adversidades, siempre se mantuvieron unidos. “No teníamos nada y andábamos siempre juntos, éramos re indios, corríamos, trepábamos y eso era hermoso”. Su madre se encargaba de cuidarlos, mientras que su padre trabajaba largas jornadas para poder llevar un plato de comida a casa, comida que a veces, no alcanzaba. “Nos íbamos a los basurales, pedíamos cosas. En ese momento Arcor tiraba muchas cosas y nosotros aprovechábamos antes de que las prendieran fuego para buscarlas”.
A sus 15 años, sin saberlo ganó su primer round. Se convirtió en mamá de Julieta, y su pareja, el papá de la criatura, la abandonó. Lejos de bajar los brazos, esta situación fue el disparador para redoblar sus esfuerzos para que a su hija nunca le faltara nada. “La verdad no sé cómo lo hice chabón, no sé cómo hice, pero lo hice. Me hice responsable de mi hija y nunca la iba a dejar sola”.
Víctima de violencia de género por parte de su expareja con tan solo 17 años, una hija y un presente lleno de incertidumbre, un día tomo la decisión y decidió viajar sola a Córdoba. “La vida me cambio de repente y un día dije: me voy. Agarre a mi hija e hice dedo y me vine de pecho, fue duro al principio porque conocía muy poco, pero mi única intención era sobrevivir”.
En Córdoba se reencontró con el padre de su hija, limaron asperezas y pudieron reconstruir la relación. Al año quedó embarazada y pronto llegó Maia para sumarse a la familia. También descubrió el boxeo, y desde aquel entonces supo que había encontrado su vocación. “Un día fui a comprar a Fioretti, cuando entré vi muchas fotos de boxeadores y quedé impactada”. “Le pregunte al señor si yo podía ser boxeadora y él me dijo que si, que por supuesto que sí, no me olvido nunca porque nadie creía en mí, y él me lo dijo convencido.”
Y así comenzó una carrera que a pesar de ser corta la llenaría de logros y le regalaría grandes combates. “Pedí ropa a mis amigas, a otra le pedí que me cuidara a las bebas, a otra le pedí la bici y me fui directo al gimnasio”.
Y así comenzó una carrera que a pesar de ser corta la llenaría de logros y le regalaría grandes combates. “Pedí ropa a mis amigas, a otra le pedí que me cuidara a las bebas, a otra le pedí la bici y me fui directo al gimnasio”.
Su gran dedicación al entrenamiento y su hambre de superación muy pronto le valieron el apodo de “Capricho”. “Me ponen capricho porque era super intensa chabón, terminaba el entrenamiento y yo quería seguir, a veces ya ni podía respirar que yo quería seguir peleando”.
En sus comienzos y en busca de profesionalizarse, notó que siendo mujer era difícil encontrar un buen equipo y que en algunas ocasiones sintió que no era tomada en serio por tratarse de un deporte practicado habitualmente y por su brutalidad, por hombres. “Es muy complicado encontrar un buen equipo, o te encontrás con el típico flaco que te quiere …, vos me entendes, o te encontras con alguien que verdaderamente quiere ayudarte, pero es muy difícil y te da bronca”.
El 20 de enero de 2018 marca en el calendario el inicio de la carrera de Nazarena en el pugilismo profesional. Se enfrentó ante Paola Farfán en el polideportivo Fray Mamerto Esquiú de la provincia de Catamarca, y a pesar de la ansiedad y la emoción, el recuerdo de ese día tan importante le dejó un cierto sinsabor. “La pase tan mal chabón, te juro, yo no quiera debutar, no me sentía lista, estaba mal entrenada y creí que me iban a cagar a trompadas”. Contra todo pronóstico, “Capricho” luchó y se llevó la victoria en su debut profesional.
Desde aquel día, Nazarena no paró y comenzó a escribir un historial de peleas que hasta el día de hoy la mantienen invicta (14-0-1) convirtiéndola en campeona argentina, sudamericana y mundial interina super gallo, este último destacado por ella por ser uno de los momentos mas importantes de toda su vida. “Sentí que todo el sacrifico que hice, todo lo malo por lo que pasé, había valido la pena, habían tomado un sentido”.
Actualmente Nazarena se encuentra a la espera de un rival para volver a conquistar el título mundial de manera absoluta que en estos momentos se encuentra en manos de la boxeadora venezolana Mayerlin Rivas, única luchadora que logró sacarle un empate a “Capricho”. Aún no hay nada confirmado, pero la pelea seguramente tenga lugar a principios del año que viene, mientras tanto Romero contó cómo se prepara para la pelea.
“Estoy entrenando todos los días, me levanto y voy al gimnasio. A la tarde tengo sparring me cago a piñas y así sucesivamente, creo que me encuentro en un gran momento”
Sin embargo y a pesar de las horas que le lleva su intensivo entrenamiento, no descuida el tiempo con sus hijas, quienes son todo para ella. “Trato de tener un tiempo para todo, para mi y para mis hijas que son mi mas grande apoyo”
* Estudiante de PD – Materia: Deportes Competitivos Individuales